Jandía

 

Te encuentras al inicio de la ruta amarilla de Jandía hacia el Pico de la Zarza, y de la ruta azul hacia la Iglesia de San Miguel.

Es en Jandía donde se origina el turismo en la isla, construyéndose el primer hotel para alemanes en 1966. Su espectacular belleza en forma de playas de arena blanca, su fauna, su flora y, sobre todo, su clima, hacen que se produzca un desarrollo turístico que dura hasta nuestros días, siendo uno de los principales destinos turísticos.

Empezando con la ruta amarilla, sale desde el Punto de Información Turística del final del Valluelo de La Cal y sale siguiendo la playa.

Aquí se cruza la FV-2 por el Túnel de Rocódromo para alcanzar la Calle El Quijote, siguiendo por la Calle Sancho Panza hasta el Depósito de Agua y Pico de la Zarza, el pico más alto insular con 807 metros de altura. Cabe destacar además que, actualmente, es el único lugar del mundo en el que se pueden encontrar la hubara y el cardón de Jandía, especies muy amenazadas.

Siguiendo con la ruta azul, continúa paralela a la ruta amarilla y sigue paralela al Saladar hasta la Playa de La Cebada, llegando a Ermita de San Miguel en Morro Jable.

Aquí cobra especial importancia el Saladar, como se le conoce comúnmente. Hablamos del Sitio de Interés Científico de la Playa del Matorral, con una extensión de 115,6 hectáreas que recoge un ecosistema espectacular de fauna y valores naturales.

El Saladar supone el único humedal del archipiélago canario incluido en el Convenio de Ramsar, un tratado intergubernamental con el objetivo principal de conservar los humedales.

Destacan en este espacio la flora pero sobre todo la fauna ya que alberga aves migratorias como la garceta común (Egretta garzeta) y nidificantes como la tarabilla canaria (Saxicola dacotiae).

Aquí podemos destacar también los restos de salinas que se construyeron en 1935 gracias a un salinero de Lanzarote, y funcionaron hasta 1950, produciendo sal durante todo el año y exportándose a Tenerife y Gran Canaria. Esto se debe a que en este año compró la propiedad Gustav Winter.

Scroll al inicio